1.Restaurando algo.
Haciendo sonar música escondida por unos meses. ¿Qué comen los artistas que no comen locro?
Educación sentimental. Comen educación sentimental.
¿Cómo se visten? Lana por sobre todas las cosas. Algo de nylon. Medias de $16. Poleras de $25. Se visten con una especie de vestido de terciopelo largo. Número incierto de personas restaurando situaciones felices de personas anteriores. Número incierto de más o menos profesionales, probable restauración.
No trajeron otra cosa, o la música guardada ya era bastante curiosa. Podrían poner a sonar la carpeta 1 el lunes, la 2 el martes… El miércoles meditar y el jueves escribirlo. Sexy boy (¿o Just like Honey?). Debajo del mouse el calendario 2007. No digan que no vinieron a restaurar.
Un señor de la televisión está preso, y la pregunta es si eso también es una cita a sí mismo.
Concentrando en ella la imagen de un rol posible, la “celebridad”, representación espectacular del hombre viviente, concentra entonces esta banalidad. La condición de la “celebridad” es la especialización de lo vivido aparente, el objeto de la identificación en la vida aparente sin profundidad que debe compensar el desmenuzamiento de las especializaciones producidas efectivamente vividas. Las “celebridades” existen para representar diferentes estilos de vida y de comprensión de la sociedad, libres de ejercerse globalmente. Encarnan el resultado inaccesible del trabajo social, remedando subproductos de este trabajo que son mágicamente transferidos por encima de él como su finalidad: el poder y las vacaciones, la decisión y el consumo que están al principio y al final de un proceso indiscutido. Allí, es el poder gubernamental quien se personaliza en seudo-vedette (“celebridad”); aquí es la “celebridad” del consumo quien se hace plebiscitar como seudo-poder de lo vivido. Pero así como las actividades de la “celebridad” no son realmente globales, tampoco son variadas. 2.¿Quién era Gabo? Y… ¿Cuál era el valor de una acción si no se la sujeta con reglas y precisiones?
El manifiesto es para la no reificación del pensamiento. Pensamiento no cosificado, no es necesario responder. Pensamiento no cosificado, no existe el terror a la indiferencia. A pesar de ser paradójica, las actitudes radicales y los resultados indiferentes tienen una relación estructural. Porque radical puede ser cualquier proyecto que no caduca por no prever resultados.
Focused people. Deleted files.
3.Como Rodrigo Fresán, que se muda de ciudades por el bien de su carrera. Por el bien de todos, señora Barcelona. Un gran paso para su carrera profesional.
Reeditando un video de octubre y el uso del tiempo de octubre y noviembre. Y por supuesto, restaurando los discos rígidos.
En un parque seco, muy cerca del centro de la ciudad, un partido entre locales y visitantes, unas preguntas no muy frecuentes. Una persona puede ser que esté obviando las preguntas incómodas, ayer hubo un ratito demasiado simpático para ser grave. Los extraños parámetros de simpatía y tristeza.
Por el bien de tu carrera, estudiá un poco más y decí cosas serias y profundas. Por el bien de las personas que van a repetir como loros lo que estás diciendo. Por el bien de la comida que preparás los sábados al mediodía, no disimules este detalle.
Por el orgullo de tu familia, que apenas nombrás, que no intentás recodar muy seguido, y por tus descendientes, en caso de que los tengas… No seas inconciente. No seas respetuoso de los instintos.
O, con el simple ejercicio de recordar la lógica de tus hormonas, el jueves y el sábado, con más cuidado. Por el frío, en honor al otoño –en caso de que aparezca.
4.El hombre que entregó el mundo, que se fue impune, que no tuvo miedo ni vergüenza, ha llegado esta mañana a la puerta del módulo. Dijo: “una pregunta, ¿la salida es por acá?”. No señor, no hay intelectuales, no se les ocurren muchas ideas para albergarlo. “¿La salida de emergencia del módulo 1?” Una vía de escape.
Señor, pruebe con un foro de poesía.
¿Cuál era la respuesta correcta? –un grupo de olvidadizos- ¿Qué año era? ¿Cómo se llamaba? ¿De qué va la cosa? No me acuerdo.
Así es la cosa. Trabajar de lunes a viernes, escribir mails a la tarde, ir a recitales los sábados, salir a comer los domingos, hacer un viaje cada dos meses en temporada baja, leer el diario tres días a la semana, ir a una manifestación cada tres meses, tener amigos artistas, viajar al exterior.
Y la cosa no es así: tener miedo de armar las valijas, tenerle fobia a la valija, irse a dormir sin empacar, dejar cosas para llevarse más adelante, regalar cosas que no se quieren embalar, regalar los libros que se adoran. No vale alejarse del lugar que a uno le hace bien. Era todo en torno a una valija.
[Parece que se olvidó que también fue parte del proyecto. Lisa y llanamente se le olvidó].
Esa cosita de junio siempre presente. Incómodo mes de junio, irresponsables las personas hablando en junio. Un poco se confunde la falta de responsabilidad al emprender una simple tarea con la irreverencia. Era poca la responsabilidad con que la tarea fue emprendida, eso era todo.
5.Artistas puestos en situación de artistas. El espacio denominado así, con las respectivas llaves que abren las puertas del sitio específico. Artistas en situación de artistas y de intelectuales, artistas separados del mundo dividido, espacio del reglamento silencioso. Y las puertas con sus llaves.
Personas que creen en la ampliación del universo, o que condenaron al que hizo la pregunta equivocada, y la señorita de los ojos azules que señala ese espacio. “No es ingenuo, ¿no?”. Respetando la integridad de la obra, respetando el cuerpo de obra, y cuestionando la humanidad o la no humanidad de los seres alados.
El espacio de la institución, la legitimación presente desde las amplias ventanas que la institución les dio a los artistas. Y la inversión material para su alimento.
De una famosa artista y de lo abyecto. Andrea Julianne Ibsen vas a ser muy famosa.
Ocho personas en situación en una isla de Lofoten. Dos estados invirtiendo en ocho artistas de Lofoten, para mejorar el mundo, hacerlo más amplio, plural, reflexivo, visual. Dos estados apoyando el buen gusto. [Y combatiendo el mal gusto]. [Y disimulando el mal gusto del estado, y del otro estado]. Ocho que aceptaron un contrato extraño, silencioso, mudo, el contrato del que habla la chica de ojos azules. Un contrato que no era tan ingenuo. Una políticamente incorrecta e inminente intelectual de 55 kilos se olvidó de mencionar el contrato. Llegó tan lejos como decir “no se supone que las cosas sean así, todo debería ser, supuestamente, de otra forma”. No se supone que sea políticamente correcto. No se deberían legitimar los privilegios de los seres-cultura, y se supone que hacen preguntas urticantes todo el tiempo. Y que no tienen privilegios sobre el resto de los seres culturales. Ahora que la situación se está llevando a cabo, deberían hablar de eso. Todo es muy tácito, no sostienen mucho las observaciones. No es aguda la chica que escribe, es confusa.
La más profunda verdad que esconden es que no quieren trabajar. Que no pueden trabajar mientras sean concientes de la cosificación de su trabajo, que el ápice de conciencia que les queda los puede sumergir en la más aguda angustia, que la realidad como es sólo les demuestra minuto a minuto su absurda existencia y su infructuosa militancia. Pero los artistas puestos en situación no pueden hablar mucho del tema.
Lo que ellos respetan da la medida exacta de su propia realidad despreciable.
Unos chicos modernos e inteligentes dijeron: La simplicidad activa.
La impotencia para discernir entre los grados de claridad: lamer las penumbras y flotar en la gran boca llena de miel y de excremento. Medida en la escala Eternidad, toda acción es vana –(si dejamos que el pensamiento tenga una aventura cuyo resultado fuese infinitamente grotesco- dato importante para el conocimiento de la impotencia humana). Pero si la vida es una farsa barata, sin objetivo ni parto inicial, y porque nosotros creemos debe salir adelante limpiamente, como crisantemos lavados, del asunto, hemos proclamado única base de entendimiento: al arte. El arte no tiene la importancia que nosotros, centuriones de la mente, le prodigamos desde hace siglos. El arte no aflige a nadie y aquellos que sepan interesarse por él recibirán caricias y buena ocasión para poblar el país de su conversación. El arte es algo privado, el artista lo hace para sí mismo; la obra comprensible es producto de periodista, y pues se me antoja en este momento mezclar a ese monstruo con colores de aceite: tubo de papel que imita metal que uno aprieta y automáticamente vierte odio, cobardía, villanía. El artista, el poeta se regocija del veneno de la masa condensada en un jefe de sección de esta industria, es feliz cuando se le injuria: prueba de su inmutabilidad. El autor, el artista alabado por los periódicos, comprueba la comprensión de su obra: miserable forro de un abrigo con utilidad pública; andrajos que cubren la brutalidad, meados colaborando al calor de un animal que cobija bajos instintos. Fofa e insípida carne que se multiplica con la ayuda de microbios tipográficos.La situación de decir la mitad de las cosas. Un chico se defendía cuando le dijeron que algo era pensar más y otra cosa pensar menos. Nadie quiere ser menos intelectual por el sólo hecho de vivir tranquilo.
La idiosincrasia del centro del mundo. Es la de hablar temas semi-importantes, nombrar personas casi conocidas, contar chistes casi graciosos. La profunda verdad del centro del mundo reside en su constante negación como tal. Y su infinita pretensión.
No hay palabras para describir la falsedad de la vacación en una residencia. No hay palabras para hacer juicios de valor sobre el ejercicio de crítica menguada dentro de una residencia. Como máximo se puede decir que es un ejercicio de enmascaramiento de conciencia, y la imposibilidad de hablar de lo que hace a los seres vulnerables. Porque cada quién defiende su idea de vulnerabilidad como monumento privado donde reírse de las inseguridades propias, y nadie dice una palabra sobre lo vano de este ejercicio, sobre el valor del conflicto y de lo políticamente incorrecto, sobre el enorme valor del daño que uno se inflinge sobre sí mismo. De esas cosas hay que escribir cuando no se habla mucho. SELFCLEPTOMANÍA.
IX
Hay gente que explica porque hay gente que aprende. Suprímanlos y no queda más que dadá.
Moje usted la pluma en un líquido negro con intenciones manifiestas –no es más que su autobiografía que usted empolla bajo el vientre del cerebelo en flor.
Biografía es el séquito del hombre ilustre. Grande o fuerte. Y ahí está usted, usted, hombre sencillo como los demás, luego de haber mojado la pluma en la tinta, lleno de
PRETENSIONES
que se manifiestan en formas tan diversas como imprevistas, y se aplican a todas las formas de la actividad y del estado de ánimo y de mímica;
Helo a usted lleno de
AMBICIONES
de mantenerse en la esfera de la vida, en el sitio al que acaba de llegar hace un instante, de progresar en marcha ascendente ilusoria y ridícula hacia una apoteosis que no existe más que en su neurastenia:
helo a usted lleno de
ORGULLO
más grande, más fuerte, más profundo que todos los demás.
Queridos cofrades: un gran hombre, uno pequeño, fuerte, débil, profundo, superficial, he ahí por qué reventarán todos ustedes.
Existe gente que antedató sus manifiestos para hacer creer que tuvo un poco antes la idea de su propia grandeza. Mis queridos cofrades: antes después, pasado futuro, ahora ayer,
he ahí por que reventarán.
Existe gente que ha dicho: dadá es bueno porque no es malo, dadá es malo, dadá es una religión, dadá es una poesía, dadá es un espíritu, dadá es escéptico, dadá es una magia, yo conozco dadá.
Mis queridos cofrades: bueno, malo, religión poesía, mente escepticismo, definición definición,
he ahí por qué reventarán todos ustedes,
y reventarán, yo se los juro.
El gran misterio es secreto, pero lo conocen algunas personas. Jamás dirán lo que es dadá. Para distraerlos una vez más diré algo como:
dadá es la dictadura de la mente, o
dadá es la dictadura del lenguaje,
o bien
dadá es la muerte de la mente,
lo que dará gusto a muchos amigos.
Amigos.Iba a ser una novela romántica, una película de Jennifer Aniston, hasta los ojos azules de la chica. Y entonces volvió el sarcasmo, la incomodidad, volvieron las frases de la juventud como: “algo está muy mal con el mundo”.
6.Para algunos el idioma es transparente. Las cosas son como se ven, el mundo es exactamente lo que se ve de él, y lo que se muestra es idéntico a lo que se dice.
La juntura es igual a un diálogo. La yuxtaposición implica complemento.
Para otros, deambular es construir. No son las cosas transparentes. Algunos se vanaglorian de manipular más perfectamente la forma, hasta escribir cosas muy complejas en un idioma muy rudimentario.
Otros han aplastado a los demás, a todos los demás. Los ajenos a éstos eran demasiado insensibles. Con sus emociones a flor de piel, desarmando desde la simpleza, sutilmente, han destrozado todo lo sólido [que se desvanece en el aire].
Quien suscribe no adoptó el gesto de escupir a nadie en la cara. El pensamiento y la duda como señales de peligro. El rodeo y las dudas. Los cuestionamientos y las permanentes dudas. Quien suscribe estudia el nuevo alfabeto de los imposibles. Se libera, no se controla la interpretación. La tristeza. El alfabeto donde los símbolos no se corresponden con nada. Ese es el que escribe el lenguaje de la tristeza, el desasosiego, de Alejandra.
Sosteniendo algunas discrepancias, pensando desde la disidencia, desde las contradicciones, desde el potencial del contra-deseo –de lo contrario a lo que se haría voluntariamente.